Acerca del Respeto
El amor, energía primordial del Universo, fluye por la vida.
Cuando se siente, podemos dejarnos llevar, como hacen las velas de un barco y avanzar, progresar.
No obstante, no podemos fingir el amor.
Si no amas una actividad, aunque te esfuerces, no fluirá. Es posible conseguir resultados aceptables, pero no lo disfrutarás plenamente.
Análogamente, si amas una actividad, esta fluirá sin esfuerzos. Crearás y disfrutarás, creciendo y aportando a tu entorno de modo espontáneo.
Lo mismo aplica a vínculos.
No puedes fingir amar a alguien, así como tampoco puedes ocultarlo cuando existe.
Entonces, qué sucede cuando nos relacionamos con personas o actividades que no amamos.
La historia de la humanidad nos ha enseñado acerca de un elemento crucial en este sentido: el respeto.
El respeto es una actitud, una postura que deja fluir y transforma la consciencia.
Proviene del latín “respectus” que en esencia transmite la idea de volver a mirar.
Difiere de tolerar, pues la tolerancia se esfuerza por permitir, sin honrar.
Respetar implica honrar, dignifica.
Si respetas, honras lo que entiendes, lo que amas.
Si respetas, también honras lo que no entiendes, lo que te asusta, lo que te enoja.
Respetar implica que el otro, con quien se está en desacuerdo, posee parte de la verdad, aunque se desconozca esa parte, incluso si jamás se llega a entender.
Respeto es la materialización de la unicidad, del “todos somos uno”.
Respeto implica que si uno hubiese vivido lo mismo, si uno sintiera como el otro siente, uno estaría haciendo lo mismo.
No se trata de esforzarse por cambiar de opinión o creencias, se trata de no forzar al otro de que cambie de opinión o creencias.
Quien genuinamente respeta, no critica, salvo que se le pida la opinión.
Sólo es capaz de respetar, quien se respeta a sí mismo.
Lo crucial del respeto es el foco del cambio.
Cuando hay desacuerdos, quien respeta, quien se respeta, cambia.
El respeto nos libera de la soberbia que pretende cambiar a otros y nos conecta con la humildad y el poder del cambio personal.
No implica aceptar abusos, sino de trascenderlos sin ver al otro como victimario.
Magníficos ejemplos encontramos en Gandhi, en Mandela y en tantos otros pioneros del respeto, que gracias a sus cambios personales, promovieron cambios radicales en sus entornos.
Así como el amor se siente, el respeto se elige.
Millones de abusos se han cometido con amor genuino de por medio.
El respeto es el ingrediente final, que permite ir trascendiendo gradualmente la ilusión de la separación.
Respetar implica mirar al otro como a uno mismo.
Respetar implica ver al otro como maestro, pues uno se reconoce así mismo como maestro.
Especialmente a quienes no entendemos, a quienes hacen o se comportan de un modo que no comprendemos, que nos enfada, que nos asusta.
Como en artes marciales, puedes incluso luchar, sin por ello perder el respeto y la honra por tu adversario.
Puedes terminar un vínculo con respeto, distanciarte con respeto, elegir un camino diferente con respeto ...sólo si te respetas.
Es más simple respetar a quien se ama o lo que se ama, aunque tampoco es automático. Se requiere una elección, un compromiso.
Si genuinamente quieres contribuir al mundo, respétate y cambia tú.
No hay mejor incentivo para el resto, que el ejemplo.
Todo lo que hagas de corazón, será un aporte, tendrá valor.
Todo aporte, a su vez, es perfectible. Siempre se puede hacer algo aún mejor.
No por ello deja de ser un aporte.
Quien aporta, está contribuyendo.
Quejarse o criticar aportes, no es un aporte.
Crees que puedes hacer mejor aquello que ya se está haciendo? Hazlo!
Ya sea que lo consigas o no, tomarás consciencia del esfuerzo de quienes aportan y desarrollarás respeto por todo aquello que no entiendes o no compartes.
Quien respeta, no intenta cambiar a otros, sino se cambia a sí mismo.
“En muchos sentidos, el trabajo de un crítico es fácil. Arriesgamos poco porque gozamos de una posición que está por encima de los que exponen su trabajo y a sí mismos a nuestro criterio. Nos regodeamos en las críticas negativas que son divertidas de escribir y de leer. Pero el hecho más amargo que debemos afrontar los críticos es que, a la hora de la verdad, cualquier producto mediocre tiene, probablemente, más sentido que la crítica en la que lo tachamos de basura.”
- Anton Ego (Ratatouille)
Mauricio Onetto